La pérdida del olfato, también conocida como anosmia, es una condición que afecta a miles de personas y puede aparecer de forma repentina tras una infección, como el COVID-19, un resfriado fuerte o incluso un traumatismo. Esta alteración sensorial no solo reduce el disfrute de los alimentos y aromas cotidianos, sino que también puede afectar emocionalmente a quien la padece. La buena noticia es que, en muchos casos, el olfato puede recuperarse con paciencia, constancia y ejercicios adecuados.
¿POR QUÉ SE PIERDE EL OLFATO?
La pérdida de olfato puede tener diversas causas. Las más comunes incluyen infecciones virales que inflaman la mucosa nasal y afectan los receptores olfativos, golpes en la cabeza, exposición a productos químicos agresivos, enfermedades neurológicas o incluso el envejecimiento. Entender la causa es fundamental para plantear un enfoque adecuado de recuperación.
¿SE PUEDE RECUPERAR EL OLFATO?
Recuperar el sentido del olfato es posible, sobre todo cuando la causa no ha dañado permanentemente el nervio olfatorio. Uno de los métodos más recomendados por expertos es el entrenamiento olfativo, una técnica basada en la repetición diaria de ciertos estímulos aromáticos que ayudan a «reeducar» al cerebro y los receptores olfativos.
EJERCICIOS PARA RECUPERAR EL OLFATO
El entrenamiento olfativo suele realizarse con cuatro aromas básicos: rosa, limón, clavo y eucalipto. Lo ideal es oler cada uno durante unos 20 segundos, dos veces al día, durante al menos 12 semanas. Al hacerlo, es recomendable concentrarse en el olor, intentar recordarlo, visualizarlo o asociarlo con experiencias previas. Esta conexión entre olor y memoria puede reforzar el proceso de recuperación.
Además de los aceites esenciales, se pueden realizar ejercicios que combinen respiración profunda con exposición a distintos olores cotidianos, como café, vinagre, canela o frutas cítricas. La clave está en ser constante, paciente y prestar atención plena al proceso de oler.
CUÁNDO ACUDIR A UN ESPECIALISTA
Es importante acudir a un especialista si la pérdida de olfato persiste más allá de los tres o cuatro meses, si se acompaña de otros síntomas neurológicos o si hay sospecha de causas más graves. Un profesional puede realizar pruebas específicas y proponer un tratamiento adecuado, que incluso puede incluir fisioterapia olfativa.
Mientras tanto, es aconsejable evitar productos irritantes como sprays nasales no recetados, tabaco o ambientes contaminados, que podrían empeorar la situación. También es útil llevar un diario de aromas donde anotar avances, sensaciones y emociones relacionadas con cada ejercicio.
En resumen, la recuperación del olfato es un camino posible que requiere tiempo y práctica. A través del entrenamiento olfativo y con el apoyo adecuado, muchas personas logran volver a disfrutar de los olores que forman parte de su día a día. Si estás pasando por esta situación, te animamos a explorar nuestros recursos y seguir aprendiendo sobre cómo mejorar tu salud olfativa.